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Spéculaire:
Flavien Théry, París, 1973 y Fred Murie, Rennes, 1972.
Spéculaire reúne a los artistas Flavien Théry y Fred Murie para desarrollar proyectos que ponen en juego formas físicas, fenómenos perceptivos y tecnologías digitales. Las instalaciones, objetos y aplicaciones resultantes de esta asociación buscan manifestar, dentro de lo real, la presencia de dimensiones inmateriales, como nuevas realidades insospechadas…
Flavien Théry nació en París en 1973. Se licenció en la Escuela Superior de Artes Decorativas de Estrasburgo y vive y trabaja en Rennes. Después de una carrera en el mundo del diseño, su investigación ahora forma parte de un linaje entre el movimiento del arte óptico y cinético y las prácticas actuales que utilizan los nuevos medios, con un interés particular en la relación entre el arte y la ciencia. Pretende, a través de sus propuestas artísticas, explorar todo el espectro de la luz, visible e invisible, ondulatoria y corpuscular, material y espiritual.
Fred Murie nació en Rennes en 1972. Vive y trabaja en BriSany. Tras una carrera científica, Fred Murie ha afirmado una ambición artística que sigue alimentándose de esta formación inicial. Esta doble identidad le ha llevado de la pintura a la experimentación digital hasta hoy desarrollar una práctica mediante la cual el lenguaje se convierte en forma. Ya sea visual, verbal o digital, el lenguaje le permite cuestionar la realidad a través de un sistema de limitaciones. La restricción se considera aquí como un conjunto de reglas que deben ser subvertidas y trascendidas para revelar su fuerza creativa. Al emanciparse de las reglas, produce formas híbridas y paradójicas, como otros tantos enigmas que pretenden perturbar nuestros sentidos. Fred Murie trabaja para crear marcos que abran nuevas perspectivas a través de las cuales nuestra imaginación pueda desarrollarse.
Obra en la colección: Oracle
Oracle, 2016.
Una pantalla muestra un patrón visual de "ruido" que evoca la nieve catódica. Cuando el espectador hojea esta imagen aleatoria, algunas formas tipográficas aparecen y desaparecen tan pronto como el movimiento se detiene.
Como durante una sesión de espiritismo, el Oráculo deletrea palabras que serán otros tantos mensajes enviados por una entidad misteriosa. Así, de un espacio aparentemente vacío emergen signos de un hipotético más allá tecnológico.
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